viernes, 12 de noviembre de 2010

Opinión

“El mejor gobernante es el que engrandece a su ciudad y su ciudad se engrandece en él”

Esa frase de Perícles, refleja la búsqueda constante de los ciudadanos frente a un gobernante. Este debe asumir su gobierno, con democracia lo cual en alguna parte implica diálogo entre gobernantes y gobernados, necesitamos alcaldes que conversen con la población, que caminen, que palpen la realidad y que no se sienten solo a firmar papeles en el sillón municipal. Ya estamos cansados de ver remodelaciones de plazas,  construcción de iglesias de todos los credos, mantenimiento de infraestructura municipal; cuando la desnutrición infantil nos llega al 62% comparándonos con los países más paupérrimos de África, y cuando la pobreza nos hiere en algunos distritos a más del 90%.
Por otro lado, necesitamos conocer en qué situación económica ingresa un alcalde a gobernar. Esto significa que los alcaldes deben mostrar a la ciudadanía, cuánto ganan  al iniciar sus funciones y cómo se van al término de su gestión. Muchos de los candidatos no declararon su patrimonio económico ante el JNE. No subsanar a tiempo ello, no sería nada saludable para una gestión. Pues en las circunstancias de un malentendido, el gobernante perdería toda credibilidad.
Mientras tanto, por parte de la ciudadanía, necesitamos actuar con democracia, y democracia no acaba en haber acudido el 3 de octubre a marcar el símbolo de algún candidato. La democracia involucra  vigilancia, vigilancia sobre la marcha del gobierno (proyectos, presupuestos, costos, etc.) y para ello, hay mecanismos que facilitan el acceso a la información pública. En nuestro país, según la Ley 27806, Ley de Transparencia y de Acceso a la Información Publica, todo ciudadano está en el derecho de solicitar y recibir información de cualquier entidad de la Administración Pública. En ningún caso se exige explicación de las causas que conlleven a la persona para hacer el ejercicio de este derecho. Por otro lado, las entidades públicas están obligadas a publicar a través de sus portales, información presupuestal, proyectos de inversión, partidas salariales, beneficios de funcionarios  y trabajadores, adquisición de bienes y servicios, etc.
Es también nuestra responsabilidad, vigilar la conformación de directorios, la aprobación de proyectos, ordenanzas municipales, dietas, etc. a través de nuestra presencia en las sesiones de concejo. Vigilar los casos de nepotismo, también los presentados por amistad y por partido. Vigilar la buena inversión del dinero público, exigiendo, si es necesario, la revocatoria.
La democracia, no sólo es una forma de gobierno, es también la práctica de conductas demócratas,  es una brújula que orienta un modelo de vida, que apunta a los ideales de la Libertad y Justicia. Un ciudadano demócrata por lo tanto, es capaz de erigirse leyes que persigan tales ideales, un ciudadano demócrata es el que deba enrumbar un gobierno demócrata demostrando una gestión transparente que busque la libertad y la justicia para los gobernados, los gobernados al mismo tiempo deben realizar prácticas a través de la vigilancia, para que se cumplan los principales ideales de todo ser humano.