domingo, 15 de enero de 2012

LOS POBRES NO PUEDEN ESPERAR MÁS

Por: Marino Lavado Valdivia

Hélder Pessoa Câmara, sacerdote brasileño dijo alguna vez: “Cuando alimenté a los pobres me llamaron santo; pero cuando pregunté por qué hay gente pobre me llamaron comunista”.
Cajamarca, la región con gran cantidad de riquezas, especialmente en  minerales. Nos preguntamos, ¿por qué sigue dentro de las diez regiones con los más altos índices de pobreza? Y ¿por qué hoy está revuelta? El escaso interés que se les toma a las comunidades para la extracción de sus recursos y el deterioro del medio ambiente,  obliga a los comuneros a salir a las calles. Pero, la pobreza aparece como el telón de fondo. Donde nadie se atreve a tomarlo en cuenta.

La demanda de minerales  en el  mundo y el alto precio de los mismos, ha generado que en nuestro país, el Estado, concesione  a diestra y siniestra gran cantidad de territorios, que en algunas regiones, especialmente las de la sierra, abarcan ya al 100%. Lo más  lamentable, es que estos territorios forman parte, en la mayoría de los casos, de cuencas hidrográficas  que contienen gran variedad de ecosistemas.  Esto viene generando graves impactos ambientales, sobre los cuales nada se hace para remediarlo. Según un estudio de la Asociación Sucrense de Ecología, en Bolivia, la contaminación de ríos por la actividad minera, ocasiona más de diez enfermedades a los humanos, además de destruir la fauna y la flora.

Me pregunto, qué pasó luego de casi dos años con Sanagorán, región Libertad,  que avizoraba convertirse en el distrito modelo en la protección del medio ambiente, al iniciar el proceso de la Consulta Popular, frente a la actividad minera. Hoy, la comunidad de Caracmarca de dicho distrito, ha tenido el peor impacto desde que la miera La Arena se intaló en esta provincia, más de 43 mil truchas de la piscigranja de la zona, resultaron muertas. Los comuneros y trabajadores de la piscigranja responsabilizaron a dicha empresa, pues indican que en vez de realizar la etapa de exploración de oro están explotando, lo que genera relaves contaminantes en la confluencia de los ríos El Alizal y La Arena que dan origen al río Chichiripucho que lleva las aguas a las piscigranjas. Mientras tanto, personal de la minera, respondieron de la manera más descarada, que dicha acusación carece de pruebas técnicas y científicas, tal como ocurrió en años anteriores. Donde también se les acusó de los mismo, pero que la fiscalía habría archivado el caso.

A un año de un nuevo gobierno, debemos exigir que, este lidere un sistema de gestión ambiental a nivel nacional. Y la población en general, debemos de dejar de pedir plazas y veredas y preocupémonos porque nuestras autoridades implementen una norma de ordenamiento territorial, la cual es prioritaria en nuestra provincia. No hay desarrollo humano sin un medio ambiente sano.
Una gestión del medio ambiente, no solo debe incluir limpieza en las calles, tratamiento de residuos sólidos, implementar más carros recolectores de basura, sino también, la implementación de un plan de educación ambiental, con respecto a la minería, como se viene realizando en otras regiones, la protección de  nuestra naturaleza, cabeceras de cuenca, lagunas, ríos, nuestro aire y suelo que constantemente son contaminados por la minería formal e informal.

Según un informe del diario La Primera, del 20 de diciembre del 2010, el sector minero formal, representa el 70% del total de las exportaciones nacionales. Pero este sector apenas emplea al 1% de la Población Económicamente Activa (PEA), mientras que la agricultura ofrece puestos de trabajo al 30% de la PEA nacional y al 65.5% de la PEA del área rural

Si bien es cierto, desde el punto de vista macroeconómico la minería es importante, la expectativa de desarrollo que esta actividad podría generar se ve interrumpida por el grave daño a nuestro medio ambiente y por la inequitativa distribución de los ingresos que esta genera.

Hoy más que nunca, se hace necesario la unión de esfuerzos y voluntades para emprender una lucha mancomunada en defensa de nuestros recursos y por la distribución equitativa de la riqueza. Las regiones de La Libertad y Cajamarca, que hoy albergan a las transnacionales más poderosas. No deben parar la guardia. Ojalá que en un tiempo no muy lejano, los pobres que ya no pueden esperar más. Los que día a día se alimentan de una sopita y unas cuantas papas, sean partícipes del desarrollo que hoy lo ven desde lejos. Y que vivir en una sociedad donde se tenga una vida digna,  se goce de la libertad y la igualdad, no sea una utopía. 

miércoles, 4 de enero de 2012

OLLANTA Y LA ESPADA DE DAMOCLES


Orlando Luján Corro
Educador y Poeta
aoluco_79@hotmail.com

― La minería es una cicatriz en el rostro de Cajamarca ―dijo Ollanta Humala como parte de su gira proselitista con miras a la segunda vuelta electoral― y de los pasivos medioambientales; he visto un conjunto de lagunas y me dicen que las quieren vender ―en diálogo con el pueblo― ¿ustedes quieren vender su agua?
―Noooooooo ―responden sin titubeo e indecisión.
―Porque dicen, allá en las mineras, que las quieren vender. Dicen: “sí nos van a vender el agua, ya hemos hecho una consulta con ellos” ―animando a la población― ¿les han consultado a ustedes?, ¿qué es más importante el agua o el oro?
―¡El agua! ―responden inmutables.
―Porque ustedes no comen oro, no toman oro… La agricultura necesita del agua; por lo tanto yo me comprometo  a respetar la voluntad de Cajamarca con respecto a la minería. Se va a respetar las actividades de la agricultura y la ganadería―sin pisca de felonía o perfidia en su eco―. El agua para los peruanos―más radical que Gregorio Santos―. ¿Y cómo lo vamos a defender? ―sin pensar en un posible encuentro con sus incitaciones.
―Con nuestra vida ―a una sola voz.  
Parafraseando a la primera dama ¿es tan difícil ser coherente?, ¿cuánto vale nuestra palabra?, ¿por qué los políticos no son más responsables con lo que expresan en sus campañas? Estos simultáneos acaecimientos sobrevenidos en diferentes departamentos y el más simbólico “Conga” en Cajamarca, no es solo la insubordinación de un presidente regional, de un dirigente de los frentes o de un padrecito sin sotana; es la expresión de todo un pueblo peruano que ve aturdido como se menciona, subjetivamente, cifras de millones de dólares de inversión con la minería. Como diría Vallejo Y el hombre... Pobre... pobre!  
 ¿Por qué el canon, que se viene pagando hace 32 años, no ha mejorado la calidad de vida? estadísticamente, se muestra que en los pueblos donde hay más actividad minera son más pobres, y son los pobladores aledaños a estas quienes tienen que sufrir las consecuencias de la contaminación del aire, el agua y la tierra, viviendo un aciago porvenir cuyo advenimiento no lo desearon. Ah!, pero sí se sabe que dado el éxito del Perú en la economía global somos un país emergente ¡qué bueno!, para algunos. Es más el Perú expresa fortaleza para afrontar la crisis externa. Para un simple ciudadano  de Santa Cruz de Chuca que le interesará todo esto.
Algunos políticos se preguntan ¿por qué somos tan perversos y no permitimos que se realicen actividades productivas, sorry extractivas, como la minería?, ¿por qué jugamos en contra, obstaculizando grandes ganancias y crecimiento a gran escala? Chupones de tiempo previsto; grandes ganancias ¿para quién?, crecimiento ¿para quién?; otros mencionan, y con razón, la falta en la capacidad de gasto de los gobiernos regionales y locales, tal vez  estos recientes hechos sensibilicen a la población sobre los múltiples problemas del estado.
Los pueblos se están levantando, Presidente, por algo que cuando usted como candidato compartía: “el agua para la vida humana”; hoy una filuda espada pende, de un fino hilo de oro, sobre su sillón; sus ministros lo saben; hasta la primera dama lo sabe; alguien tiene que alertarle, señor Presidente, o ya no será recordado cómo el presidente que no robó; pero lo que sí se puede asegurar, señor, que será recordado como el presidente que mejor supo mentir para ganar una elección. Sería iluso e insensato  pensar que en cuatro meses se debería haber solucionado todas las calamidades sociopolíticas y económicas; pero no creo que sea irresponsable afirmar que la gran transformación y sus grandes revoluciones solo fue lírico y un cuadernillo de estudio nacionalista.    
No es más valido, en un diálogo, el arte del saber hablar que el arte del saber escuchar, no obstante, torpemente algunos funcionarios no entienden esto, y son intolerantes y chantajistas. En cada mesa no instalada en cada fracaso del canal se  debilita el hilo de oro y el desenlace es cada vez más cercano.  El Perú es un país pluricultural y debe entenderse en esa magnitud, hay derechos consuetudinarios que deben ser respetados, mas no sometidos.  
El olvido es una acción involuntaria que consiste en dejar de recordar, o de guardar en la memoria, información adquirida. Recordará, señor Presidente, su compromiso de respetar la voluntad del pueblo de Cajamarca. Por que reprimirlos o acallar su voz que pide mayor respeto a la ecología y el medio ambiente; por qué adjetivarlos: “rojos” “verdes”, “izquierdistas reciclados”, “fracasados políticos”, “incendiarios”, etc. si se quiere iniciar de esa manera el acercamiento al diálogo se está yendo por el camino más equivocado.
Es necesario deje de mirar, señor Presidente, los rostros aduladores que le rodean y voltee por un instante, como en campaña, a ver esos rostros llenos de sueños y esperanzas  donde la lucha contra la corrupción sea más frontal y sin celadas, donde la lucha contra la delincuencia prevalezca el principio de autoridad y no, provocativamente, en una movilización en defensa de los derechos, donde la revolución educativa marque la diferencia y no una regresión anacrónica, donde la institucionalización de las entidades sea prudente y no un desmembramiento irresponsable, donde su palabra tenga valor, señor. No en afán apocalíptico, mucho menos pretendiendo ver trastabillar al gobierno; que del éxito de este depende el éxito de los peruanos, pero la espada le está apuntando. Sin duda, señor Presidente, como dijera Luís Bedoya Reyes es usted una caja de sorpresas.