Por: César Hildebrant
La tragedia de la izquierda indígena está expresada en las declaraciones de la alcaldesa socialista de Lima: “Un número desproporcionado de policías detuvo a marco Arana”.
¿Habría estado bien que en vez de treinta hubiesen sido, digamos, ocho? ¿Ocho son suficiente? .A las pocas horas de que la señora Villarán pronunciara semejante bobada, Arana fue liberado.
No es pues la izquierda la que hace hervir los ánimos en Cajamarca. Ni siquiera Patria Roja podría hacerlo. Menos la podría el apocalíptico Wilfredo Saavedra.
Lo que solivianta a muchos cajamarquinos es Yanacocha y su prontuario de soberbia, contaminación, corrupción de funcionarios e impunidad. (…)
Lo que enardece a millares de cajamarquinos es que la repulsiva prensa de la derechas mienta, que el ministro del Interior mienta, que el premier mienta, que los comunicados mientan. Si la mentira fuera un commodity, el PBI peruano seria estratosférico.
Allí están las balas de inconfundible procedencia policial o militar y, al lado de ellas, la negación de la autoría del crimen. El cinismo como marca.
-¿pueden haberse disparado entre ellos?
-pregunta un mandado en RPP.
- Podría ser –dice con gusto un ministro del Interior -. Porque nosotros -añade- no hemos usado armas letales sino solo munición de goma.
Es decir, sobre la muerte, el escarnio el chavismo de Martha Chávez. No hay dialogo posible con un gobierno de estas características. Y no hay Conga posible en estas circunstancias.
La única salida limpia seria llamar a referéndum. Como el que convoco para Tambo grande , cuyo resultado marcó el fin de un proyecto de la minera canadiense Manhattan. En efecto en aquella jornada memorable, en junio del 2002, mas de 25, 000 pobladores de los valles de Tambo grande y San Lorenzo votaron en contra de un proyecto que habría afectado seriamente su vocacional destino de productores de limón. Trescientos cuarenta y siete votaron en contra. Fue un ¡no! Tamaño colosal: 98% por ciento.
¿No dicen que es un grupúsculo de agitadores el que crea los conflictos en Cajamarca? A ver, ¿Por qué no se aminan a consultar con el pueblo? ¿O es que la democracia sólo es la trampa cada cinco años aúpa al poder a quien, a pesar de sus compromisos, será el remedo de su antecesor y el interprete de la eternidad tal como la entendió Milton Friedman? (…)
Señor Humala, comandante: su gobierno acaba de matar a cinco de los que usted enamoro con su imagen de reformador del Perú. Y los ha matado – mas allá de la anécdota por defender un contrato minera estadounidense que se hizo con la explotación gracias a las cochinadas judiciales que propicio, en su salita, el señor Vladimiro Montesinos (hay un video al respecto)
¿Se da cuenta, señor presidente? Defiende usted a quienes se libraron de una empresa francesa pidiendo pidiéndole la ayuda de Montesinos y defiende usted a los socios peruanos de esos tramposos. Esos mismos que mostraron, en Choropampa, su verdadera cara al decir que los 80 kilos de mercurio derramado no eran enteramente suyos porque el camión que los volcó por accidente en pleno pueblo pertenecía a un service contratado. Eso es yancocha, señor Humala. Y usted la defiende diciendo que tiene que respetar contratos. ¡Usted, que prometió revisar los TLC! (…)
Aparte de ser eventualmente mortífero, su gobierno, señor Humala, empieza a emanar una ordinariez antigua, un mensaje del pólvora y brutalidad. Eso es algo que atraviesa la historia de nuestra república inconclusa, es cierto, pero era muy difícil imaginarlo a usted metido en esa atmosfera.
De usted esperábamos algo muy sencillo: que hiciera del Estado un ente por lo menos imparcial y que empezara, tímidamente aunque fuera, a poner las cosas en orden en ámbito, precisamente, como el del cuidado ambiental.
Pero usted ha optado por el continuismo. Y ese camino, por supuesto, conduce a la represión. Porque imponer a balazos lo que la derecha exige es el camino más recorrido por el Perú.
Conga no debe ir. No puede ir. O se convoca referéndum o la obra se detiene. Y sí, es cierto la minería es importante pero no hay que matar por ella cuando quienes van a vivir en su entorno no la desean. Y demuestran tanta tenacidad en su rechazo.
¿Se caerá el crecimiento si Conga no va?. Por supuesto que no. Hay decenas de explotaciones mineras funcionando y una veintena de proyectos viables.
El capricho de la derecha nace de su instinto: acatar lo que decide una asamblea “de cholos alzados” es sembrar la semilla de la destrucción, es casi ofender al dios de Cipriani. Es sobre todo, sentar el precedente de que el dinero puede ser derrotado por la soberanía popular. Y eso es algo que la derecha no puede aceptar. Porque para ella democracia es apariencia, el pueblo es chusma, las reformas son siempre diferibles, el futuro es la mineralización del presente, la prensa es segura servidora, la política es negocio y los presidentes son los episódicos gerentes de la vaina. La derecha, con su ceguera, contribuyo grandemente a la creación monstruosa de Sendero Luminoso.
Y en eso está usted metido, señor Humala. Lucho usted tanto para llegar al poder, ¿y este – el de Espinar o Bambamarca- es su sueño? ¿puede usted dormir a pierna suelta?. No importa los halagos que le hagan quienes lo usan. El juicio de la historia no será tan indulgente. Desamordacese y desmaniatese (como en la elegía de Hernández). Y descuéstrese. Porque quien gobierna no es usted, señor presidente: es su miedo.
La tragedia de la izquierda indígena está expresada en las declaraciones de la alcaldesa socialista de Lima: “Un número desproporcionado de policías detuvo a marco Arana”.
¿Habría estado bien que en vez de treinta hubiesen sido, digamos, ocho? ¿Ocho son suficiente? .A las pocas horas de que la señora Villarán pronunciara semejante bobada, Arana fue liberado.
No es pues la izquierda la que hace hervir los ánimos en Cajamarca. Ni siquiera Patria Roja podría hacerlo. Menos la podría el apocalíptico Wilfredo Saavedra.
Lo que solivianta a muchos cajamarquinos es Yanacocha y su prontuario de soberbia, contaminación, corrupción de funcionarios e impunidad. (…)
Lo que enardece a millares de cajamarquinos es que la repulsiva prensa de la derechas mienta, que el ministro del Interior mienta, que el premier mienta, que los comunicados mientan. Si la mentira fuera un commodity, el PBI peruano seria estratosférico.
Allí están las balas de inconfundible procedencia policial o militar y, al lado de ellas, la negación de la autoría del crimen. El cinismo como marca.
-¿pueden haberse disparado entre ellos?
-pregunta un mandado en RPP.
- Podría ser –dice con gusto un ministro del Interior -. Porque nosotros -añade- no hemos usado armas letales sino solo munición de goma.
Es decir, sobre la muerte, el escarnio el chavismo de Martha Chávez. No hay dialogo posible con un gobierno de estas características. Y no hay Conga posible en estas circunstancias.
La única salida limpia seria llamar a referéndum. Como el que convoco para Tambo grande , cuyo resultado marcó el fin de un proyecto de la minera canadiense Manhattan. En efecto en aquella jornada memorable, en junio del 2002, mas de 25, 000 pobladores de los valles de Tambo grande y San Lorenzo votaron en contra de un proyecto que habría afectado seriamente su vocacional destino de productores de limón. Trescientos cuarenta y siete votaron en contra. Fue un ¡no! Tamaño colosal: 98% por ciento.
¿No dicen que es un grupúsculo de agitadores el que crea los conflictos en Cajamarca? A ver, ¿Por qué no se aminan a consultar con el pueblo? ¿O es que la democracia sólo es la trampa cada cinco años aúpa al poder a quien, a pesar de sus compromisos, será el remedo de su antecesor y el interprete de la eternidad tal como la entendió Milton Friedman? (…)
Señor Humala, comandante: su gobierno acaba de matar a cinco de los que usted enamoro con su imagen de reformador del Perú. Y los ha matado – mas allá de la anécdota por defender un contrato minera estadounidense que se hizo con la explotación gracias a las cochinadas judiciales que propicio, en su salita, el señor Vladimiro Montesinos (hay un video al respecto)
¿Se da cuenta, señor presidente? Defiende usted a quienes se libraron de una empresa francesa pidiendo pidiéndole la ayuda de Montesinos y defiende usted a los socios peruanos de esos tramposos. Esos mismos que mostraron, en Choropampa, su verdadera cara al decir que los 80 kilos de mercurio derramado no eran enteramente suyos porque el camión que los volcó por accidente en pleno pueblo pertenecía a un service contratado. Eso es yancocha, señor Humala. Y usted la defiende diciendo que tiene que respetar contratos. ¡Usted, que prometió revisar los TLC! (…)
Aparte de ser eventualmente mortífero, su gobierno, señor Humala, empieza a emanar una ordinariez antigua, un mensaje del pólvora y brutalidad. Eso es algo que atraviesa la historia de nuestra república inconclusa, es cierto, pero era muy difícil imaginarlo a usted metido en esa atmosfera.
De usted esperábamos algo muy sencillo: que hiciera del Estado un ente por lo menos imparcial y que empezara, tímidamente aunque fuera, a poner las cosas en orden en ámbito, precisamente, como el del cuidado ambiental.
Pero usted ha optado por el continuismo. Y ese camino, por supuesto, conduce a la represión. Porque imponer a balazos lo que la derecha exige es el camino más recorrido por el Perú.
Conga no debe ir. No puede ir. O se convoca referéndum o la obra se detiene. Y sí, es cierto la minería es importante pero no hay que matar por ella cuando quienes van a vivir en su entorno no la desean. Y demuestran tanta tenacidad en su rechazo.
¿Se caerá el crecimiento si Conga no va?. Por supuesto que no. Hay decenas de explotaciones mineras funcionando y una veintena de proyectos viables.
El capricho de la derecha nace de su instinto: acatar lo que decide una asamblea “de cholos alzados” es sembrar la semilla de la destrucción, es casi ofender al dios de Cipriani. Es sobre todo, sentar el precedente de que el dinero puede ser derrotado por la soberanía popular. Y eso es algo que la derecha no puede aceptar. Porque para ella democracia es apariencia, el pueblo es chusma, las reformas son siempre diferibles, el futuro es la mineralización del presente, la prensa es segura servidora, la política es negocio y los presidentes son los episódicos gerentes de la vaina. La derecha, con su ceguera, contribuyo grandemente a la creación monstruosa de Sendero Luminoso.
Y en eso está usted metido, señor Humala. Lucho usted tanto para llegar al poder, ¿y este – el de Espinar o Bambamarca- es su sueño? ¿puede usted dormir a pierna suelta?. No importa los halagos que le hagan quienes lo usan. El juicio de la historia no será tan indulgente. Desamordacese y desmaniatese (como en la elegía de Hernández). Y descuéstrese. Porque quien gobierna no es usted, señor presidente: es su miedo.