Los que alguna vez nos hemos deleitado leyendo las páginas de las magistrales obras de Ciro Alegría, hemos puesto bastante atención en aquella escuelita de Rumi que nunca llegó a funcionar a pesar del esfuerzo de los indígenas para construirla. Seguramente a todos nos ha pasado lo mismo. Quizá, aquí, en la obra de Ciro, se ha puesto ante nuestros ojos la cruda realidad en la que viven los hombres y mujeres del campo, sumidos en una crisis acumulada históricamente; el abandono consecutivo por parte de los gobiernos de turno a lo largo de toda nuestra vida republicana.
Y es que, muchos hemos visto quizá en la escuelita de Rumi, la necesidad y esperanzas de la gente de la sierra, de educarse.
-“Pronto quizá tendremos escuelita…¿Habrá pa un ciento de muchachos? Hasta pa doscientos”. Así nos recrea uno de los párrafos de “El mundo es Ancho y Ajeno”. Una necesidad imperiosa de asistir a un centro de estudios. La comunidad de Rumi había entendido que la única manera de enfrentar la ignorancia y derrotar la arrogancia terrateniente, era la educación.
En estos últimos días, las esperanzas de contar con nuestra propia universidad, han encontrado eco en los más necesitados, los que no tienen acceso a estudios superiores, por no tener dinero. Hijos de aquellos campesinos (ronderos) que nunca reciben el verdadero apoyo que necesitan para salir de la situación paupérrima en que viven.
Desde la creación de la universidad de Bolonia, hasta nuestros días, la universidad se ha convertido en el principal centro de saber, lugar de done irradia el conocimiento científico, que posteriormente sirve para transformar la realidad, y así satisfacer las múltiples necesidades del ser humano.
La formación de la las primeras universidades se remontan al S. XVI y fue el equivalente al dominio intelectual, quizá a una nueva carta de franquicia. La palabra – universitas - se empleaba en la Edad Media para designar a una asamblea corporativa cualquiera, de zapateros o de carpinteros.
En un primer momento, la universidad se inició con reuniones libres de hombres, que se proponían a cultivar la ciencia.
Por otro lado, es necesario recordar que, los gritos de libertad de muchos pueblos del mundo han tenido su germen en la universidad. Es decir, su contribución ha sido tal, que ha permitido determinar la superestructura de muchas sociedades del mundo.
En nuestro país, la universidad ha sido el centro de formación de grandes personalidades, de científicos, pero sobre todo de intelectuales, de quienes hoy, nos enorgullecemos cada vez que su nombre nos ubica en sitiales importantes en el mundo. Personajes como Ciro Alegría, Cesar Vallejo, Abelardo Gamarra, Javier Heraud, etc. Cuyo mérito, está en haber soñado con un Perú distinto, con igualdad de oportunidades y con redistribución equitativa de la riqueza. Cada vez que de ellos se habla, corren por nuestra mente sentimientos de auténtica peruanidad.
Todos somos conscientes que vivimos en una sociedad que no lee. El neoliberalismo ha logrado absorbernos casi por completo. Todos vivimos, adormecidos por efectos de la ignorancia que favorece a los poderosos, a los corruptos, a los que trafican con las ilusiones de los pueblos.
Soy un convencido que con la UNCA en nuestra provincia, podremos enrumbarnos a lograr el desarrollo sostenible, el que tanto anhelamos.
Esperando que dicha universidad esté a la vanguardia de la ciencia y la tecnología, no como muchas que ya existen. Por el momento, tenemos que librar una batalla, abiertamente declarada por el rector de la UNT, Orlando Velasquez, quien por miedo a perder la mitad del Canon Minero, que dejan las mineras por operar en esta zona Andina, declarado que evitará a como de lugar el funcionamiento de la UNCA. Hoy, Huamachuco liderado por sus autoridades y organizaciones de base, se mantiene vigilante. Convencidos que: el afán mezquino del actual presidente de a la ANR, no tendrá frutos y la UNCA ya es una realidad.
Es entonces cuando, la heroica lucha de los comuneros de Rumi, con su escuelita a cuestas, hoy lo podremos ver convertida, no en escuela, sino en universidad. Solo así, habremos derrotado a nuestros eternos enemigos: la pobreza y la ignorancia, no con la fuerza bruta de las armas ni con el poder obtenido con la corrupción, si no, con el arma más poderosa: el conocimiento.
Y todos podremos gritar orgullosos, “ahora tenemos universidad, no pa un ciento de muchachos, sino pa miles de muchachos.
le felicito siga con sus exitos nunca se rinda y escriba cuentos muchos mas grandes ysus revistas
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