Por:Dionicio Mantilla Leon
A un mes de las elecciones presidenciales los partidos políticos en contienda van intensificando sus esfuerzos por lograr convencer al 23 % de electores que aún se mantienen esquivos de brindarles su confianza. Sin embargo, tras bambalinas, los grupos de poder económico y grandes empresas transnacionales van maquinando su propia campaña electoral e implementando sus propias estrategias guiados por un solo objetivo: defender sus intereses económicos. Una acción que no les demanda mayor esfuerzo por cuanto tienen la logística- entre ellos, lamentablemente, muchos medios de prensa- y el elemento disuasivo por antonomasia: el dinero. Para la consecución de sus oscuros propósitos no les arredra nada haciéndonos recordar lo acontecido durante la pasada dictadura fujimontesinista.
Comenzó durante la primera vuelta con la captación de hasta 23 postulantes al Congreso a quienes una poderosa empresa minera cajamarquina a través de la ONG “Dignidad Democrática”, “generosamente” les hizo entrega de 20,000 dólares a cambio de, si llegan a ser elegidos, defender la vigencia de los “derechos democráticos” es decir evitar se haga realidad el impuesto a las sobre ganancias mineras propuesta por Ollanta Humala. Hecho doloso de corrupción muy poco difundido por los medios y en el que está comprometido un electo congresista liberteño. Empero, este lado oscuro de la campaña electoral viene cobrando mayor intensidad conforme va transcurriendo la segunda vuelta y, como era de esperarse, va rindiendo sus frutos. Prueba de ello es el empate técnico en la última encuesta realizada por IPSOS APOYO: 39%, para Ollanta Humala y 38%, para Keiko Fujimori. Un súbito ascenso que no deja de sorprender más aún si conocemos que quien ha encargado la realización de dicha encuesta es el banco trasnacional “Morgan Stanley” ligado al ultraderechista, Mr. PPK.
Sin lugar a dudas que la propuesta que enarbola Ollanta Humala de cambiar la actual situación socio económica del país caracterizada por un ascendente crecimiento económico pero carente de una justa distribución social del mismo que disminuya la pobreza y la extrema pobreza viene provocando la preocupación de la gran empresa nacional y las grandes empresas transnacionales las mismas que no vacilan en unirse para hacer realidad una estrategia de demolición a través de una serie de planes todos ellos fulminantes.
El primero de ellos, bajo la denominación “Cadete”, comenzó el 1 de este mes y estuvo a cargo de Jaime Bayly a través de su programa televisivo Bayly propalado por “América TV” con el claro propósito de difundir algo que era ya conocido pero no por ello demoledor: la actuación de Humala antes y después del “andahuaylazo”. Plan “Cadete” que seguirá durante 12 ediciones dominicales más siempre a través de esta nítida acción mercenaria de Bayly que contratado por el grupo empresarial de “El Comercio”, las grandes empresas mineras y empresas transnacionales desean se mantenga el actual statuo. Un Bayly que ha dejado a un lado la ética periodística y la imparcialidad encontrando, nuevamente, una forma gratuita de publicitar sus novelas y hacerse de un jugoso estipendio.
Empero, en la estrategia también figurarían otros planes, entre ellos: “Conexión”, “Pituco”, “Blanqueo”, “Aislamiento,” todos ellos en estrecha coordinación con instituciones especiales nacionales; planes que irán concretándose a lo largo del mes que falta para el 5 de Junio. El primero de estos trataría sobre los lazos de Humala con otros países: Venezuela, Bolivia, y, extrañamente, no se considera a Brasil; el segundo, trataría sobre la vida supuestamente ostentosa de Humala y su esposa Nadine; el tercero, para supuestamente desenmascarar a su asesor Salomón Lerner y sus lazos con Velasco y Toledo. Asimismo, este último plan comprende desprestigiar a su candidato a la segunda vicepresidencia, Omar Chehade, quien como Procurador anticorrupción tuviera mucho que ver con la extradición de Fujimori.
En esta oscura campaña de demolición que lleva adelante tras bambalinas el gran empresariado también figuran las artimañas financieras de la caída del precio del dólar y la bolsa de valores, así como una artificiosa elevación del “riesgo país”, situación que curiosamente se “estabiliza” con la subida en las encuestas de su “representante”, la hija del dictador: Keiko Fujimori, garantía del mantenimiento del statuo quo.
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